La resistencia al cambio y el Neurocoaching 4D
El núcleo basal del Neurocoaching, es el análisis del objeto de estudio, desde cuatro dimensiones Cerebro - Mente - Cuerpo y Entorno, para luego avanzar desde un estado actual al estado deseado, es un proceso, a través de técnicas que brindan herramientas al sujeto en cuestión, para producir su cambio transformacional.
Desde este marco teórico, comienzo esta nota que presento, de la capacidad de adaptación, que la raza humana ha tenido a los diferentes cambios que desde su existencia ha podido incorporar, hasta convertirse en dominante. Sin duda cada época, ha llevado diferentes matices, que pudieron ser sorteados hasta llegar a nuestros días.
Desde el manejo del fuego, pasando por las primeras herramientas agrícolas, que luego se convertirían en armas, para dominar territorios o imponer ideas, la imprenta de Gutenberg y su biblia que masificó la escritura convirtiéndose junto a otros inventos de la época en la piedra basal de lo que luego conoceríamos como renacimiento. El vapor y sus trenes, provocando esa revolución que cambió nuevamente la forma de producción. Así el hombre se ha ido involucrando siempre con los cambios que él mismo proponía, y que aceptaba, como mejora para la supervivencia y supremacía como especie.
Es decir en el breve relato anterior, podemos distinguir a la evolución de la especie humana, en principio, como la lucha que viven permanentemente dos grandes colosos, nuestro cerebro y nuestra mente. Decimos esto basados, en el avance de las neurociencias, que nos permiten determinar que mientras que el primero tiende a la supervivencia de corto plazo , fundamentado en su ahorro de energía, que es lo que él entiende nos ha llevado a seguir existiendo como especie, el segundo elemento es el que desarrolla la posibilidad de pensar a largo plazo y tender a desafiar el paradigma conocido, estas dos fuerzas limitandose una a la otra, con sus razones
Pero desde el Neurocoaching entendemos que no alcanza con esos dos elementos para poder definir al cambio y la adaptación del hombre a este. El entorno y sus fenómenos sociales, es otra pieza clave para poder comprender, como es desafiada en las distintas épocas la especie humana. Sin la imposibilidad de conseguir especias en el Oriente, seguramente el cerebro de la reina Isabel, le habría dicho a su Mente, para que recibir a este genovés y sus ideas alocadas, que nos harán gastar energía y “joyas”, mejor sigamos viendo otros asuntos del reino de castilla, a lo que su mente habría claudicado de escuchar al hombre venido del sur de Italia, hasta que sintiese la necesidad de sobreponerse a algún nuevo obstáculo que desafiara al paradigma conocido.
Lo mismo ocurre con la última de estas cuatro dimensiones que constituyen nuestra ruta de viaje, Michel Foulcault, establece en este sentido, que el cuerpo encarna un pequeño poder, un micro-poder; este micro-poder está en relación con otros micro poderes, y esta articulación se hace palpable en diversos campos, como por ejemplo: en el campo social, económico, político, cultural, entre otros. De las relaciones de los micro poderes, resulta la creación de normas, estipulaciones, acuerdos, en fin, diversas relaciones que involucran al cuerpo y a la sociedad.
Sobre el cuerpo se infringe el poder y tiene por objetivo su normalización, es la disciplina, la tecnología que obliga a la homogeneidad anulando todo aquello que se escape de la norma. “La disciplina es una técnica de ejercicio de poder que no fue totalmente inventada sino elaborada en sus principios fundamentales durante el siglo XVIII” (Foucault 1993: 162). Es decir, construida a partir del momento en que el ejercicio monárquico del poder se volvió demasiado costoso y poco eficaz. Como se presenta en Vigilar y castigar: “Ha habido, en el curso de la edad clásica, todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de poder. Podrían encontrarse fácilmente signos de esta gran atención dedicada entonces al cuerpo, al cuerpo que se manipula, al que se da forma, que se educa, que obedece, que responde, que se vuelve hábil o cuyas fuerzas se multiplican” (Foucault 1998c: 140).
Así, el filósofo francés, manifiesta como esta dimensión ha estado directamente inmersa en una estrategia de poder, en un campo político; “las relaciones de poder operan sobre él, como una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos” (Ibid: 32). Esto se va haciendo factible, en gran medida, por el proceso de disciplinamiento, vigilancia y normalización al que nos vemos sometidos desde que nacemos en una determinada sociedad y que poco a poco nos va constituyendo como sujetos.
Vemos como los cuatro lados de este cuadrado, están inmersos en un proceso de cambio permanente, desde el momento en que nacemos, las distintas dimensiones luchan entre ellas para adaptarse a la realidad, para poder sobrevivir o mejorar a nuestro paradigma. Es decir que el cambio no es una novedad ni un problema es nuestra esencia.
Entonces podemos ver que el cambio no es la nueva condición a la cual nos debemos adaptar, por el contrario, es a la percepción de estabilidad permanente, constructo creado por nuestro cerebro para sentir seguridad de la que nos tenemos que despojar, la evolución y la adaptación al cambio nos ha llevado hasta aquí, entendemos que esta es nuestra esencia, somos cambio, somos evolución permanente.
En este sentido bien lo planteaba Georg Wilhelm Friedrich Hegel, en el siglo XIX, en los tres momentos del proceso dialéctico:
- El primer momento (tesis) se corresponde con el estar en sí. Es el momento de la posición abierta a la inmediatez y situada en la indeterminación: la revelación del aspecto abstracto que es accesible al entendimiento; el ser es visto como identidad, pero no en su totalidad.
- Segundo Momento (Antítesis): Ocurre entonces que, haciendo uso de la razón, lo que está en sí sale de sí y se niega a sí mismo en lo otro, llegándose así al segundo momento (antítesis), que se corresponde con el ser para sí. Se produce la negación o contradicción del primer momento, provocándose una auto-escisión, una alienación u objetivación.
- El tercer momento (síntesis) se corresponde con el ser en y para sí: el Ser real, la Totalidad que ha sido alcanzada por la razón. Se produce la negación de la negación, llegándose a la superación (no a la negación de la antítesis) y, en definitiva, a la auto-reconciliación del ser. Esta síntesis, de inmediato, se vuelve a convertir en una tesis.
Para cerrar me permito decir que desde el Neurocoaching 4D, debemos desmistificar al cambio, dejarlo de mirar como una novedad que nos desgasta, por el contrario debemos aprender a vivir en la estabilidad del cambio. Negarnos a vivir en la dinámica del cambio es negarnos a ser humanos.
Pablo Carricondo
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